Por: Verónica Chópite Abrahams
Hoy en día se hace cada vez más frecuente la discusión que pone en duda la vigencia del clivaje o de la división izquierda-derecha. Ya sea por considerarla inapropiada o sin fundamento en la actualidad, cada vez toma más fuerza la redefinición de este esquema político particularmente en la juventud.
Al trazar una pincelada más sobre la generación milenial parece ser uno de los principales grupos que más se aleja de este canon tradicional. En este sentido, es prudente preguntarse ¿qué alternativas ideológicas surgen ante el posible agotamiento de esa línea horizontal izquierda-derecha?
Este cuestionamiento, tan actual y tan necesario aún no logra alcanzar una respuesta lógica y sólida. Más bien, la relevancia ideológica aparece rezagada en el discurso milenial.
Guillermo Aveledo Coll (2017) define la ideología como:
Un cuerpo de doctrina posee premisas previas, es decir, un conjunto de consideraciones de valor subjetivas (concepciones del ser humano, de los orígenes y funcionamientos de la sociedad, etc.) a través de las cuales se realiza un diagnóstico sobre la realidad (pasado y presente) que pretende ser objetivo, y unas conclusiones como unas prioridades de acción para afectar dicha realidad (que pueden ser acciones transformadoras o conservadoras. (p. 27).
Por tanto, las acciones que carecen de una línea ideológica están desprovistas de antecedentes históricos y con inexistentes categorías mentales para entender el pasado y repensar el futuro a partir de las acciones del presente. La ausencia de este aspecto probablemente genere incapacidad para afectar e influir acertadamente en los problemas del colectivo. En definitiva, la no atadura a fundamentos ideológicos nos encierra en el “aquí y el ahora”, construyendo gríngolas que impiden ver más allá de las circunstancias actuales.
Si volteamos la mirada a Venezuela, nos damos cuenta que no se encuentra exenta de dicho fenómeno. Como parte de lo que fue la tesis de grado de quien suscribe, aunque el objetivo del trabajo no contemplaba tal ámbito, cuando se busca entender y explicar las formas de cómo los jóvenes partidistas interpretan a sus organizaciones, llama la atención por lo resaltante que quienes forman parte de partidos opositores padecen de una desideologización innegable.
Por el contrario, los oficialistas aunque se manifiestan seducidos por el personalismo, están atados a esquemas ideológicos definitorios que no solo ejercen presión en el ámbito político, sino también en el personal. Esto puede llegar a ser una navaja de doble filo, porque los expone al fundamentalismo o a prácticas dogmáticas.
La militancia juvenil opositora, cónsona con las carencias ideológicas, se evidencia atrapada en la coyuntura. Reducidos al activismo y al apoyo de causas en contra del actual sistema nacional (como por ejemplo la liberación de los presos políticos, la apertura del canal humanitario, respeto a la AN, elecciones libres, etc.) ejerciendo por tanto una militancia que fluye entre roles operativos y los restringen de potencializar su participación en esferas más vinculantes.
Esta fluidez militante es propia en las sociedades líquidas descritas por Bauman (2007), las cuales se caracterizan por:
El paso de una fase "sólida" de la modernidad a la "liquida” es decir, a una condición en la que las formas sociales (las estructuras que limitan las elecciones individuales -familia, vínculos sociales-, las instituciones que salvaguardan la continuidad de los hábitos -escuela, universidad, Iglesia-, los modelos de comportamiento aceptables -buenos modales-) ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo, porque se descomponen y se derriten antes de que se cuente con el tiempo necesario para asumirlas y, una vez asumidas, ocupar el lugar que se les ha asignado. (p. 7).
En este sentido vale preguntarse qué capacidad de respuesta puede tener una militancia fluida en la Venezuela actual. Más aún, ejercida por el sector juvenil opositor, quien representa al segmento poblacional más grande del país y a su vez son los protagonistas de los efectos sociales que produce la crisis nacional: la diáspora, la violencia, la deserción académica, la escasez, el pesimismo político, etc.
Aunque limitada, la investigación referida sobre la juventud militante, es útil para inferir ciertos comportamientos sobre este aspecto. A raíz de esto y como consecuencia se hace necesario llamar la atención sobre la necesidad de no solo reideologizar a las juventudes partidistas opositoras, sino también, de repolitizarlas.
De lo anteriormente expuesto no se pretende acusar equivocadamente de que los partidos hoy preponderantes en Venezuela no contemplan una visión ideológica, sino que los jóvenes que militan en dichas organizaciones no la asumen, ya sea por falta de un criterio claro o por la persecución montada desde el poder y desde el desprestigio creado por el gobierno de turno, sino por razones diversas que por la naturaleza de este espacio se hace imposible detallarlas.
Por otra parte, tampoco se busca hacer apología de la resistencia al cambio. Las formas naturales de militancia están cambiando, pero hay causas y efectos sociales que persisten en la historia tales como el hambre, la desigualdad, la discriminación, la violencia de género, la explotación laboral, persecución de las minorías…, que aún siguen vigentes y, desgraciadamente, no pasarán de moda. Por tanto, y asumiendo el riesgo de caer en generalidades, a la política milenial no le basta con solo cuestionar el canon tradicional y promover otros distintos, ya que lo new age posmoderno o lo nuevo en general no implica per se que sea efectivo.
Finalmente, en lo que a nuestro país respecta, parece que pensar en el “aquí y el ahora” resulta demasiado vago e impreciso. Pero no, al contrario, la juventud militante está llamada a asumir con coraje la incertidumbre para pasar de ver solo las piezas a entender la imagen completa del rompecabezas nacional. Así con su fuerza lograr el cambio deseado.
Referencias
- Bauman, Zygmunt. (2007) Tiempos líquidos: vivir en una época de incertidumbre. México: TusQuets Editores.
- Urbaneja, Diego Bautista y Aveledo Coll, Guillermo. (2017). Desarmando el modelo: la transformación del sistema político venezolano desde 1999. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello.